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Primer plano de Jesús Gil en la calle

La tumultuosa llegada al poder de Jesús Gil

Jesús Gil tuvo un paso inolvidable por el Atlético de Madrid

3 de agosto de 1982 – Toma posesión como presidente Don Vicente Calderón dos años después de su renuncia. En su directiva entra el constructor soriano de 49 años, Don Jesús Gil y Gil como uno de los nueve vocales de la junta.

Finales de 1982 – Dimite Gil como vocal de la junta directiva de Vicente Calderón por desavenencias con la gestión.

1983-1986 – Jesús Gil y Gil comienza a publicar en periódicos (previo pago) noticias con sesgo crítico contra la gestión de Calderón «a modo de Pepito Grillo de la afición», diría el historiador Bernardo Salazar. Su objetivo era desembarcar en la presidencia del club lo antes posible.

12 de julio de 1986 – Tras cuatro años de mandato de Vicente Calderón, correspondían convocar elecciones. El Presidente alude a la inmediata convocatoria de la Ley de Cultura Física y Deporte y omite convocarlas. Las protestas de la oposición llevan a la Comunidad a fijar las elecciones en torno a marzo o abril. Nadie sabe decir si Vicente Calderón se volverá a presentar.

2 de febrero de 1987 – asume Luis Aragonés el puesto de entrenador que él mismo había abandonado en julio de 1986 por motivos de salud.

24 de marzo de 1987 – Fallece súbitamente Don Vicente Calderón de un paro cardiaco a los 73 años tras dos días en coma siendo presidente del Atlético de Madrid. Asume la presidencia de manera interina Javier Castedo. La última gestión de Calderón ha sido el fichaje de Alemao. Se fija el inicio de la campaña electoral para el 4 de mayo.

23 de junio de 1987 – Jesús Gil y Gil pega un revolcón al proceso electoral cuando paga 100 millones de pesetas de su patrimonio como adelantó al Oporto para hacerse con la estrella del reciente campeón de la última Copa de Europa, Paulo Futre. Se lo arrebata al Inter de Milan que daba al jugador por fichado.

24 de junio de 1987 – Futre es presentado por Gil en la discoteca Jácara ante 3000 seguidores enfervorizados al grito de «¡Futre sí, Hugo no!». A pesar de que el Atlético presenta una deuda considerada astronómica para la época, 1800 millones de pesetas (10,8M€), el contrato del futbolista rompe la banca en el fútbol español: 415 millones (2,5M€) en concepto de traspaso con 120 millones (723.000€) como ficha del jugador por temporada).

26 de junio de 1987 – Se celebran las últimas elecciones del Atlético de Madrid.

27 de junio de 1987 – Finaliza a las seis de la mañana el recuento de votos. Los resultados favorecen a Jesús Gil con 5219 votos, Enrique Sánchez de León 3465 votos, Agustín Cotorruelo 1885, Santos Campano 907 votos. Hubo casi 1400 votos nulos y Jesús Gil no ganó entre los socios más antiguos (del 1-2321) donde Cotorruelo era el preferido.  Ese mismo día el Atlético de Madrid jugaba la Final de la Copa del Rey frente a la Real Sociedad. Perdió a los penaltis con un arbitraje escandaloso de Ramos Marcos. Sus primeras palabras son toda una declaración de intenciones. «Esto es el inicio de una nueva era en el Atlético. Ya está bien de golferías. Algunos no querían que yo ganase porque me tenían miedo; se van a enterar, el fútbol necesita un cambio total», dice el recién nombrado presidente.

30 de junio de 1987 – Tras su primera conversación con Luis Aragonés que acaba en discusión, este deja de ser entrenador del Atlético de Madrid. Su puesto lo ocupará Menotti primer entrenador del gilismo (durará hasta marzo). El Diario As ilustra la pelea entre Gil y Luis con una frase del presidente «Tú aquí no eres nadie. A mí me han elegido los socios; a ti no».

19 de abril de 1988 –  Ya son cinco los directivos dimitidos desde la toma de posesión del presidente hace diez meses. Su histrionismo faltón, tabernario e hiriente encuentra eco en un sector importante de la afición que jalea esta manera de dirigir y llamar las cosas por su nombre. El gilismo ha llegado para quedarse mucho más de lo que nadie pueda sospechar y su primer efecto es inmediato, crear una división clara entre seguidores y detractores, «o conmigo o contra mi» en sus propias palabras. Jesús Gil se mimetizó con el Atlético de Madrid hasta convencerse (y convencer a muchos) de que lo bueno para uno era lo bueno para el otro y eso determinaría el futuro de ambos.